TRES A CERO O LA POLÍTICA DE LOS AZOTES

La verdad es que no sabía que estaba jugando un partido de fútbol. Resulta que -al fin y al cabo- estoy jugando un partido de fútbol en el que -nada más y nada menos- voy perdiendo... ¡¡¡tres a cero!!! Al menos eso es lo que dice nuestro entrañable JORGE GARRIDO en la última andanada que me dedica en su Blog. Andanada de mortero y por elevación, como siempre. Nada de disparos directos de carronada -o de cañón- que barran con metralla nuestra cubierta de proa a popa. Eso de la popa me recuerda a los azotes que -de vez en cuando- le gusta a Garrido darme a través de su florido verbo. Yo le agradezco que -por ahora y pese a lo que han anunciado profusamente muchos integrantes de su clap- estos azotes sean verbales. Estaría ya muy mayor para recibir ese tipo de métodos académicos preconciliares.
Lo que no deja de sorprenderme -nunca- de los escritos de JORGE GARRIDO es que en ellos -y en lo que se refiere a la imputación de conductas- nunca se me menciona de manera clara y directa. Veréis. A mí, de pequeño -en esa educación pija y elitista de la que ahora abominan algunos hilarantes seguidores de nuestro querido Vicesecretario General- me enseñaron que -siempre que te refieras a la actuación de alguien- debes designar claramente a ese alguien. Siempre se nombra al aludido, nos decían las antiguas seños. Por eso resultan tan profundamente incorrectos los artículos de nuestro amigo. Porque nunca me nombran. Ello denota una forma de ser un poco chunga -como se dice ahora- y muy poco adecuada para una correcta relación con los demás o -sencillamente- para una correcta evaluación y solución de los problemas políticos -u organizativos- que se le plantean en la dirección efectiva de FE-JONS. Lo de siempre. Yo, por si acaso y para que se noten los efectos benéficos de las antiguas enseñanzas de mi educación elitista, siempre le nombro en negrita y con mayúsculas.
Porque -cuando no se nombra a alguien en un escrito de estas características- uno tan sólo denota una de estas dos cosas: o se es profundamente maleducado o se es un mala -muy mala- persona. ¿Mala educación o desdén pueblerino? ¿ambas cosas? En lo que respecta a JORGE GARRIDO hay opiniones para todos los gustos. La cuestión -lejos de constituir un problema personal y exclusivo del interesado- tiene un evidente matiz político. Y es que algo que debería afectar tan sólo a uno mismo acaba teniendo resonancias colectivas. Este fenómeno social es conocido como el eco del tonto. Aquí podemos corregirlo y dejarlo en el eco del maleducado. Porque al igual que Jorge tiene datos que le inducen a creer que yo no soy tan buen abogado como creía, yo puedo llegar a pensar que él no es tan listo como yo creía. Más si las revisamos a la luz de sus últimas actuaciones y manifestaciones públicas. Pero esa es otra cuestión. Por suerte para ambos -imagino- a él se le sigue creyendo listo y a mí buen abogado. Ello no deja de traernos clientes -cada uno en nuestros ámbitos- a uno y a otro. Los míos suelo conservarlos. Los suyos vemos todos los días el juego que dan.
Centrándonos en la cuestión, y en primer lugar, yo creo que es profundamente maleducado. Mucho y sin remisión. A lo largo de estos dos últimos años, esta circunstancia ha saltado a la vista. Su meliflua prosa no oculta -a ningún lector avezado, por supuesto- una hondísima sima educativa de ya muy difícil solución. Múltiples ejemplos de ello además de la ya comentada. .. ¿os habéis fijado cómo nuestro Vicesecretario General favorito es incapaz de defender la gestión del partido sin atacar a nadie? ¿os habéis parado a pensar cómo convierte en sus escritos la profesión de alguien en motivo de mofa? ¿o cómo es incapaz de separar el debate político de las condiciones personales o profesionales de cada uno? ¿o cómo convierte la simple discrepancia política en una cuestión personal de odio y envidia? La vida pública de Garrido va inseparablemente acompañada de desaires innecesarios y de muy malos gestos. Un clásico caso de mala educación -por tanto- con reflejos fuera del entorno del interesado.
Traslación de los actos propios del maleducado a acontecimientos exteriores, esta vez de carácter político. Mal asunto. Porque el maleducado se cree en posesión de la verdad y es incapaz -literalmente incapaz- de flexibilizar sus posiciones políticas. Un líder político se distingue por su capacidad de diálogo y por su aptitud para llevar a efecto acuerdos justos. Por el contrario, los partidarios de un caudillaje iletrado se caracterizan por la sumisión ciega y la imposibilidad manifiesta de asumir algunas de las tesis del contrario a cambio de ceder alguna de las propias... por identificar lo personal y lo político. Líderes o caudillos, este es el debate al que debe enfrentarse -al madurar- toda organización civilizada.
FE-JONS tiene un problema político de primerísimo orden motivado -directísimamente- por la mala educación de su máximo responsable efectivo. Ha sido incapaz de abrir un diálogo con la oposición. Ha sido incapaz de alcanzar un acuerdo amistoso que nos libre, a todos, de problemas posteriores. Ha sido incapaz de proponer nada que no sea una anticuada política de rodillo y trágala. Ha sido incapaz de aceptar cualquier oportunidad de solución consensuada para salir de esta situación de crisis. Ha sido incapaz de dejar de creer que él -o gente como él- tienen el monopolio del marcharmo del buen falangista. En definitiva, ha sido incapaz de sentarse y hablar. La política del azote contra la política del pacto.
Eso es lo que -al parecer- está celebrando En definitiva, seguiremos enseñando a -debería agradecérmelo en vez de insultarme en sus escritos- no sólo el contenido y el alcance de la Ley de Partidos -o el hecho de que ellos también pueden ser demandados o denunciados después de haber demandado o denunciado a todo el mundo- sino un poco de buena educación política. De la otra -de la casa- me temo que es asunto suyo el traerla puesta. En esa -en la importante- yo no puedo -ni quiero- hacer nada.JORGE GARRIDO. La perpetuación en el tiempo de una crisis de facilísima solución. Puro liderazgo.
Mientras esta solución no llega, nosotros seguiremos abriendo el espacio político dentro de esa Casa. Seguiremos interponiendo acciones frente a los responsables -no frente al partido, como interesadamente identifica nuestro amigo- de actuaciones dudosas. Seguiremos obligando a estos responsables -a Garrido- a asumir las obligaciones propias de una dirección ejercitada conforme a Derecho. Por ahora, por mucho que diga el susodicho, no nos ha ido nada mal en ello. Esa Casa no es la misma de hace un año. Eso lo sabemos todos, incluso Garrido. Y tendremos que seguir recurriendo a la vía judicial interponiendo -una y otra vez- las acciones procesales que las leyes nos permitan. Faltaría más. Creo que nuestros Jueces son la última línea de defensa de los ciudadanos que -al igual que muchos militantes de FE-JONS- ven vulnerados sus derechos por un poder autoritario e ilimitado. Por una moderna -y asombrosa- teoría del caudillaje dentro del nacionalsindicalismo. Tres a cero, Jorge. Seguro.
En definitiva, seguiremos enseñando a Garrido -debería agradecérmelo en vez de insultarme en sus escritos- no sólo el contenido y el alcance de la Ley de Partidos -o el hecho de que ellos también pueden ser demandados o denunciados después de haber demandado o denunciado a todo el mundo- sino un poco de buena educación política. De la otra -de la casa- me temo que es asunto suyo el traerla puesta. En esa -en la importante- yo no puedo -ni quiero- hacer nada.