SIN COMPLEJOS
Publicado en el Núm. 100 de "La Gaceta Escurialense".

Se me podrá acusar de cualquier cosa, ahora y en lo que vendrá. No es necesario tener un desarrollado olfato político para saber que, en un futuro más o menos inmediato, se me va a acusar hasta de llevarme las toallas de los hoteles. Sin embargo, y por lo menos, hay algo de lo que no se me podrá objetar nada: se trata de haber llegado justo a tiempo para colaborar en La Gaceta. Porque hoy, precisamente, cumple los CIEN NÚMEROS: cien números y está hecha una auténtica chavala... FELICIDADES... ahora vamos a por los próximos cien números.
Podríamos jugar a hacer un ejercicio de videncia o adivinación, y saber cómo va a desarrollarse la vida social y política de nuestro Pueblo y, por extensión, de nuestra Patria, a lo largo de estos próximos cien números. Sin embargo, más interesante que adivinarlo será construírlo. Y cuando digo "construirlo" no me estoy referiendo a autorizar una o dos Urbanizaciones más. Más bien, la lucha que se avecina consistirá en todo lo contrario: en no construir ninguna nueva Urbanización.
Esta historia que vamos a construir juntos en los próximos cien números sería muy triste y limitada si nos limitáramos a dejarnos la piel y las entrañas en esta dura campaña contra el ladrillo. Con esa sola motivación, uno podría -sin más- acudir de vez en cuanto a un acto o brindar un simple donativo. Y para eso, mejor salir de casa lo menos posible.
Por el contrario, y en el tiempo en el que se extiendan los próximos cien números de La Gaceta, nuestro pueblo va a ilusionarse, dejándose llevar por la magia de la aventura, por la certeza de una gran esperanza. Porque vivimos tiempos tristes pero, a la vez, alegres; amargos pero, al mismo tiempo, alegres y dulces como un primer abrazo, como una vieja canción conocida...
Es cierto. Existen dos fuerzas contrapuestas que provocan esa contradicción. Estas fuerzas son tan conocidas de todos que, desde luego, aburren. Provocan el hastío propio de un discurso repetido una y mil veces.
De un lado, una progresía cursi, alzada en lo más alto por causa de su triunfo electoral y jugando al aprendiz de mago por razones ajenas a la pura y simple ideología, en busca de apoyos políticos que apuntalen su escasa mayoría parlamentaria. Esta progresía cursi que, a falta de un discurso autónomo y original, ha optado por desenterrar muertos políticos tales como los fantasmas de la Guerra Civil, el antiamericanismo, los independentismos periféricos, la alianza de las civilizaciones...
De otro lado.... ¿qué decir del otro lado? Aburrimiento. Si este asunto no fuera tan aburrido, podríamos incluso reírnos todos juntos: el discurso aburrido de la oposición sistemática, de los aburridos devaneos clericales, del silencio vergonzante ante la sesgada visión de nuestra Historia, del aburrido patrotismo constitucional...
Propuesta gubernamental y oposición sistemática: ambas profundamente reaccionarias. Ambas asumidamente simétricas en el tedio. Sin imaginación.
Es tiempo de soñar y trascender. Creer, hoy más que nunca, que el camino más recto entre dos puntos pasa por las estrellas. Y, podéis creerme o no, pero yo me lo creo...
Creo en que, si se quiere hacer que las cosas cambien, toda acción política debe tener dos planos elementales, pero profundos e indispensables: un cambio interior, un hombre nuevo que nace para la sociedad, abandonando los patrones anteriores; y un cambio exterior: la acción sobre la sociedad del hombre nuevo, mediante cambios políticos prácticos.
Imaginación. Cambio interior. Propuestas sencillas y practicables.
Afortunadamente, existe una España que lo cree. Que se atreve a soñar. A trascender. Que ya ha realizado su revolución interior. Haced la prueba y cambiar, aunque sólo sea por un momento, vuestro orden de prioridades, vuestra jerarquía de valores.
En ese hermoso verso los falangistas llevamos años de ventaja.
Nuestra mentalidad cambió cuando descubrimos este sueño fecundo: la alegre certeza del que descubre que, de un modo místico y profundo, puede trascender de esas dos posiciones opresivas.
Y lo descubrimos SIN COMPLEJOS, con absoluto orgullo de nuestro pasado: honrando la obra de los que nos precedieron en esta hermosa empresa. Sin guardar silencio acerca de su indudable honestidad.
Y lo trabajamos diariamente SIN COMPLEJOS, afirmando nuestra igualdad legal frente a otras fuerzas políticas, nuestra convicción en que en España cabemos todos y en que esas historias de destrucción y sangre -tan del gusto de la actual progresía gobernante- no son más que una mezcla de mentiras, pasado y truculencia.... Porque estamos aquí, y a quien no le guste que no mire.
Existe otra visión de España. Nada tiene que ver con los caducos conceptos de izquierdas o derechas, con posiciones políticas obsoletas y agotadas. Una visión de España englobadora, imaginativa, moderna y culta. Una visión de España innovadora y profundamente democrática: revolucionaria.
Por eso, porque formo parte de esta nueva visión de España, creo que, durante los próximos cien números de La Gaceta, nuestro gran reto no será sólo hacer política -ya que eso es extremadamente sencillo- sino también ilusionar con ella. Aprender a soñar es el primer paso para que todo cambie.