QUE ALGUIEN DETENGA ESTO POR FAVOR.

El grupo ultraderechista Falange Española de las JONS -usurpador de nuestros símbolos y de nuestros colores frente a la opinión pública española- ha obtenido un desastroso resultado en las Elecciones de Castilla y León de 2.022. Nuestras siglas históricas han obtenido TRESCIENTOS CATORCE VOTOS (314) en los comicios: aproximadamente la mitad de los obtenidos en 2.019. La absoluta identificación de este grupo con los modos y fines de la extrema derecha produce un rechazo decidido en los electores y certifica -por enésima vez- el acta de defunción de un cadáver que se resisten a enterrar. Nosotros nunca nos cansaremos de repetir que, en tanto no se reorganice profundamente la propuesta del nacionalsindicalismo, la única vía electoral posible es la ABSTENCIÓN FALANGISTA: utilizar nuestros mínimos recursos en las tareas políticas de la refundación y olvidarnos -sana y positivamente- de acudir a las distintas citas electorales con el único resultado de cosechar fracaso tras fracaso.

Cuando ayer distintos miembros del Movimiento Falangista de España comentábamos los resultados de FEJONS en algunas de las ciudades de Castilla, no había risa, ni diversión, ni alegría, ni asco. Había pena. La profundísima lástima de ver nuestro yugo y nuestras flechas tirados al arroyo de la absoluta inoperancia y de la total incompetencia. En cualquier formación política de funcionamiento normal y democrático, tanto los responsables castellanos como lo dirigentes nacionales habrían puesto su cargo a disposición de una asamblea de militantes. De manera increíble, tanto los unos como los otros siguen apegados a sus antiquísimas poltronas sin, ni tan siquiera, replantearse no ya sólo su capacidad de liderar un proyecto moderno sino también la simple eficacia de sus líneas políticas o de sus alianzas. Esta falta de proyecto -y de personas capacitadas para llevarlo a efecto- es algo que nos afecta, de manera irremediable, a todos. Son nuestros símbolos los que fracasan y es nuestra Revolución la que resulta perjudicada de estas maniobras de muy chata política.

Nadie discute aquí el derecho de cualquier ciudadano a presentarse a unas elecciones. Lo que decimos es que, si los grupos de extrema derecha pretenden seguir disputando el espacio político a VOX, debieran hacerlo bajo otras siglas y bajo otras banderas: dejar de mezclar estos clamorosos ridículos con el nacionalsindicalismo. Mientras esto no se produzca -mientras existan falsificadas propuestas envueltas en el rojo y en el negro de la revolución sin revolución- no se podrá iniciar ningún proyecto serio de recuperación transformadora. En la actualidad, en este país deshecho por la enfermedad y la miseria, no toca a los falangistas concurrir a elección alguna: toca, en la medida de lo posible, reformular nuestras tácticas y redefinir nuestra estrategia a medio plazo.

¿Es que nadie va a detener esto? ¿Es que el falangismo debe seguir mezclado con estos deprimentes espectáculos? Nadie afirma que el hecho de no presentar nuestros símbolos a unas Elecciones vaya a aumentar el número de falangistas -como por arte de magia tristrás- y a hacer fortalecer nuestra alternativa sin mayores problemas. Hacen falta muchas más cosas para eso. Pero, al menos, nos ahorraría el bochorno de comprobar -al igual que hace el resto de los ciudadanos españoles- el fracaso de una bandera y el enlodamiento de unas siglas gloriosas. Y es que no nos vamos a cansar de repetirlo: el primer paso de la Revolución es el apartamiento de estos usurpadores del falangismo.

Hacednos a todos un favor y marcharos ya. Forjad vuestros programas y organizad vuestras candidaturas totalmente alejados del nombre de la Falange. Id con Dios. Porque eso nos va a ahorrar un tiempo del que no disponemos y un esfuerzo del que no andamos sobrados.