PRESENTACIÓN EN MADRID DEL LIBRO DE NACHO TOLEDANO "PARADA DE POSTAS". CRÓNICA DE "MEDITERRÁNEO DIGITAL"
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'Los valientes son otros y no nosotros. Los valientes son los soldados ucranianos que, en este mismo momento y a miles de kilómetros de aquí, están defendiendo el Aeropuerto de Donetsk de los constantes ataques rusos. Las valientes son las guerrilleras kurdas del YPJ que se están enfrentando a ISIS en Kobane. Los valientes son los militantes del Movimiento Peronista Auténtico que, día a día en las Villas de Buenos Aires, se enfrentan a la miseria mirándola a los ojos en una maravillosa labor social. Esos son los valientes de verdad. Nosotros, nos limitamos a escribir intentando plasmar negro sobre blanco los principios que ellos defienden'.
Así empezó la presentación del Libro 'Parada de Postas' su autor Nacho Toledano ante un numerosísimo público que, en el mismo centro del elegante Barrio de Salamanca de Madrid, llenaba una sala del presigioso Club 567 para escucharle. Un falangista atípico que, desde luego, ha merecido la pena conocer por medio del encargo que nuestro íntimo y común amigo, el Director de Mediterráneo Digital, Edgar Sánchez Agulló, me hizo para cubrir el acto.
Reconozco que lo que he visto y escuchado la otra tarde me ha roto todos los esquemas preconcebidos sobre la Falange y sobre los falangistas, Yo no sé nada sobre el falangismo. La mayoría de los españoles lo asocia a un período pasado y negro de represión. Fascismo en la Posguerra y películas de cine español. En la actualidad, el falangismo es asociado a sistemas políticos anticuados y muertos defendidos por grupos pequeños y muy frikis. Grupúsculos ultras que reaparecen de vez en cuando en forma de alboroto público. Nada que ver, ni en el fondo ni en la forma, con las personas que el pasado miércoles 21 de Enero intervinieron en la presentación del libro de Nacho Toledano. PARADA DE POSTAS de Ediciones Esparta.
Lo que pudimos presenciar el pasado miércoles en Madrid se aleja de todas esas ideas preconcebidas. Unos falangistas atípicos y singulares que ofrecieron, ante un auditorio heterogéneo, un discurso político plenamente asumible por una alternativa política moderna. Personas normales hablando para personas normales: para un público varíado y atento. Peronistas auténticos -emocionante abrazo que pudimos presenciar entre el autor y uno de estos militantes argentinos- llegados directamente de Buenos Aires, militantes de la causa ucraniana, rostros conocidos del mundo de la televisión, señoras guapísimas -cuánta elegancia se desplegó la otra tarde en la presentación del libro- falangistas jóvenes y falangistas mayores. Un público con el que no esperaba encontrarme y unos ponentes alejados, salvo excepciones disonantes, de los parámetros con los que uno espera encontrarse tratándose del falangismo.
Después de una breve exposición de un encargado del Club 567 respecto a los objetivos de esta institución madrileña, una espléndida instalación en un edificio señorial, tomó la palabra el abogado Fernando Anaya para presentar brevemente al autor y a los ponentes. Lo mejor de estas intervenciones fue, sin duda, el tono cálido y familiar que supieron imprimir. Saltaba a la vista que eran viejos amigos y que, entre ellos, el tiempo había sabido tejer estrechos vínculos. Impecable la introducción de Enrique Uribe explicando el proyecto editorial de Ediciones Esparta y su arriesgada apuesta por esta clase de autores alternativos. Una lección magistral de Luis López Novelle quien, a pesar de sus anacrónicos ataques a Winston Churchill o a los revolucionarios portugueses, ilustró al auditorio sobre diversos aspectos del libro y de su autor. Sorprendió la amena y divertida humanidad del abogado Carlos Javier Galán, centrado en la persona de Toledano y en sus opiniones personales sobre la personalidad de éste. Angel Espinosa se centró en la trayectoria política del autor, jalonando su exposición con anécdotas relativas a la amistad que les une hace largo tiempo. Emotivo el abrazo que ambos se dieron al terminar la exposición de Espinosa. La ronda de intervenciones terminó con una brillante y fundamentada alocución de Fernando Anaya resaltando, en estos momentos difíciles, la necesidad de ajustar nuestra actuación pública a las exigencias marcadas por nuestros principios morales y éticos.
Nacho Toledano presentó su libro de una manera cercana y muy afectuosa. He podido leer el libro casi íntegramente. Me ha gustado mucho. Toledano aconseja leerlo de forma salteada, en función de los títulos que nos llamen la atención o de las materias que nos interesen. Eso nos evita enfrentarnos a palo seco a una sucesión cronológica de columnas que comienza en el año 2.005. Así lo he hecho. Y me encontrado con un puzzle varíado de asuntos personales y políticos: con una forma muy personal de encarar la política y la vida. Una visión alternativa que podría, perfectamente, encardinarse dentro de la izquierda política. También sorprende la melancólica tristeza que flota sobre el libro, así como la sincera radicalidad de sus propuestas. Yo creo que Nacho está triste. Triste ante la situación de España y triste a raíz de distintos avatares personales que se adivinan en sus textos y columnas. Pero esta tristeza no le ha llevado a la rendición: ni a la política ni a la personal. El mismo supo expresarlo el otro día... PARADA DE POSTAS es la vida. La vida concebida como un largo viaje con sus paradas y descansos y con sus cambios de dirección y trayectoria. La vida como difícil equilibrio de elecciones personales. Y entre estas elecciones está la de rendirse o no rendirse. Yo no contemplo la posibilidad de rendirme.
Yo creo que, en el fondo, este libro no es más que el espejo de una decisión personal. La de encarar la vida y la política a través de una visión alternativa. La de pensar que son posibles otras maneras de vivir y otras maneras de hacer política. La Revolución de la que habla tanto este libro, entendida no sólo como un mito político sino también como una meta personal. La tarde estuvo llena de esos detalles personales que nos muestran la elección honesta de Nacho. Esa militante ucraniana que prendió un lazo con sus colores nacionales a varios de los intervinientes. Ese cariñoso enfrentamiento de Nacho con indisimulados y también afectuosos ultras que le reprochaban su defensa de Winston Churchill. La defensa poética de Nacho del 25 de Abril portugués, exaltando la felicidad que podía palparse en las fotografías de ese momento mágico de la Historia. Esos numerosos y afectuosos abrazos que pudieron verse entre tanta gente diversa. Un inusual clima familiar y amistoso que me hizo marcharme a mi casa de muy buen rollo.
Me cuenta Edgar que estas personas no militan en ninguna de las organizaciones falangistas legalizadas y en activo. Sorprende que un movimiento político francamente minoritario y en horas bajas se permita el lujo de prescindir de estos sólidos profesionales. Desde fuera, y como absoluto ignorante de las contingencias de tan particular universo falangista, uno no puede entender como unos perfiles públicos tan brillantes no se encuentran desempeñando funciones de dirección activa en estas organizaciones. Ofrecen una imagen moderna y soluciones actuales dentro del juego normal de las fuerzas políticas. También me dice Edgar que ellos no dejan la política, y que están renovando desde fuera ese rancio ambiente político. Uno no puede menos que desearles la mejor de las suertes.