NOVECIENTOS DÍAS

18.08.2024

Novecientos días desde la invasión y hoy -vueltas y vueltas de la Historia- es noticia el ataque ucraniano al territorio ruso de Kursk. Kursk y sus inevitables resonancias bélicas: la batalla más grande de la Segunda Guerra Mundial se combatió en estas tierras. Y hoy se vuelve a verter sangre sobre ellas. La sangre que está reafirmando -desde hace más que novecientos días- el derecho de un pueblo sobre sus propios destinos y la libertad de unos ciudadanos que están entendiendo -con la certeza de un compromiso trágico- el precio de su libertad. La ofensiva -o la incursión- ucraniana sobre territorio de la Federación Rusa se produce inesperadamente después de meses de los ataques rusos que están intentando ampliar el frente y conquistar unos cuantos kilómetros cuadrados ucranianos para mejorar sus posiciones tácticas. Rusia y su increíble manera de luchar en esta Guerra: a base de pérdidas ingentes de soldados y de material mediante ataques masivos y mal planificados. Esa es su manera de luchar pero -a su modo- está siendo efectiva. Cada día son arrancados -a fuerza de sangre y de metal- unos metros de territorio ucraniano que, aquí y allá, suponen un desgaste evidente de ambos contendientes.

Esta Guerra se ha paralizado. Meses de vacilación occidental en la ayuda militar y económica a Ucrania -felizmente solucionada- han sido aprovechados por Putin para escalonar estas acciones ofensivas, las cuales sólo están pudiendo ser detenidas a fuerza de valor y de pericia operacional. Mucho han cambíado las cosas desde aquel lejano 2.014, en el que el Ejército Ucraniano era vapuleado por el Ejército Ruso siendo obligado a iniciar una serie de retiradas de las líneas del frente. Esos hitos marcaron el nacimiento de las Repúblicas secesionistas ahora anexionadas a la Federación, pero en constante riesgo de ser reintegradas por Ucrania a su territorio nacional. La vuelta a la patria de las repúblicas artificiales de Donbass y Donetsk constituye uno de los ejes esenciales de la política exterior ucraniana.

Después de novecientos días de invasión, la lucha se ha centrado por parte de Rusia en la captura de pequeñas porciones de Ucrania y -sorprendentemente- en la expulsión de las fuerzas ucranianas de su propio territorio nacional. A eso ha quedado limitada la fuerza ofensiva del otrora todopoderoso Ejército Ruso: el mismo que, hace novecientos días, intentaba hacerse con el control de Ucrania mediante una operación relámpago. Al día de hoy, el llanto de sus propios ciudadanos -pidiéndole entre llantos ayuda al Gran Putin porque no entienden las razones de la evacuación de sus hogares- marcan otro dilema al que debe enfrentarse la Federación Rusa. Y maravilloso ese humor tan puramente ucraniano al contestar sus soldados a estos ciudadanos rusos sobre qué hacer en esta situación: "apréndete el Himno Ucraniano y prepárate para un referéndum".

Sea por lo que sea, los rusos se están atrincherando en la mítica Kursk. Están intentando frenar el avance de unas dos o tres brigadas ucranianas veteranas, altamente cualificadas y provistas de instrumentos técnicos modernos y eficaces. La guerra del futuro se está luchando en Ucrania: monitorización del campo de batalla mediante satélites y drones y duelo de salvas de artillería de largo alcance.

La ofensiva ucraniana sobre el territorio ruso -primera vez ocupado desde 1.941- puede tener tres motivos esenciales: primero, demostrar al mundo que Ucrania está en condiciones de seguir combatiendo, y que no sólo se defiende sino que puede organizar acciones ofensivas. Segundo, ocupar territorio ruso a los efectos de posibles y futuras negociaciones de paz con el agresor. Y tercero, desvíar recursos de refuerzo a las ofensivas rusas de verano. Sea como fuere, el Ejército Ucraniano ha vuelto a sorprender a Putin y a su nomenclatura con una ofensiva a la antigua usanza que permite desarrollar operaciones de amplio movimiento sobre el campo de batalla. Las filas de prisioneros rusos entregándose con banderas blancas constituyen una ilustrativa definición de este nuevo capítulo de la guerra.

Pedro Peregrino - Calle la provincia 5. Burgos. 09128
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