NOVA KAJOVKA

21.07.2023

No me cabe ninguna duda sobre la autoría rusa de la voladura de la presa de Nova Kakhova, aunque no alcance a comprender las razones de esta nueva actuación criminal. Bien mirado, esta guerra imperialista ha terminado con toda idea de motivos lógicos y de razones meditadas: comenzando por la propia invasión de Ucrania y terminando por el modo ruso de dirigir las operaciones de su Ejército. Se han apuntado algunas causas de esta acción criminal, y siempre partiendo de la base de la falta de información suficiente sobre el asunto: negar al enemigo zonas de acceso libre, restringir los posibles ejes de ataque de la ofensiva ucraniana o una simple crisis de pánico de algún comandante local ruso. Incluso se ha llegado a comentar la posibilidad de que esta voladura se enmarque dentro de los enfrentamientos entre facciones que están teniendo lugar en la cúpula del poder moscovita.

Ucrania está desarrollando sus movimientos ofensivos de verano. Al día de hoy, todavía no está claro si se trata de movimientos previos o de la tan esperada contraofensiva ucraniana en sentido estricto. Lo cierto es que han comenzado a avanzar y a tener bajas. Siguiendo la siniestra lógica de la guerra, toda actuación ofensiva supone más muertos y heridos entre los que avanzan que entre los que, atrincherados, se defienden. No es posible -desde los cómodos salones de nuestras casas- poder hacernos una idea del horror de todo esto. De lanzarse hacia adelante sobre un terreno que no sólo está repleto de obstáculos y de minas y de innumerables instrumentos de muerte sino que -de manera previa- ha sido estudiado por el enemigo en todos sus posibles cálculos de tiro y de dirección de fuego. De tener que pasar -como sea y en un campo de batalla dominado por los drones y por las municiones guíadas- por esos centenares de metros hasta otra posición más favorable mientras ves caer a tus camaradas y estás muy pendiente de los movimientos contrarios.

Tengo la sensación de que -desde nuestras cómodas y cobardicas poltronas- no sabemos valorar en su justa medida el sacrificio del pueblo ucraniano: no sólo han detenido la agresión de un poder desproporcionadamente más grande sino que -contra todo pronóstico- están pugnando por recuperar las porciones de su territorio que continúan ocupadas por el invasor. En este sentido, han sido muy desafortunadas las declaraciones del Presidente Macron que parecen condicionar, en el futuro, la continuación de la ayuda europea al éxito de las ofensivas ucranianas. La cuestión de una victoria o una derrota en las próximas ofensivas que pueda emprender el Ejército Ucraniano debe ser independiente del apoyo que demos a esta nación agredida. Se trata de una cuestión moral que, por su misma definición, es independiente del éxito militar de Ucrania. Hablando de Francia, y por poner un ejemplo similar, es como si el Imperio Británico hubiera condicionado su apoyo al General De Gaulle al hecho de que la Francia Libre hubiera realizado en muy pocos meses una serie de ofensivas militares exitosas que hubieran desembocado en el final de la ocupación nazi del territorio francés. Eso no hubiera sido sólo profundamente inmoral sino que -dadas las circunstancias de la época- también hubiera resultado imposible.

La Federación Rusa -a pesar de los sucesivos desastres de sus Fuerzas Armadas- continúa siendo un enemigo imponente. A diferencia de la propia Ucrania -que depende casi exclusivamente de la ayuda exterior para continuar la Guerra- los rusos son capaces de abastecer por sí solos a su propio Ejército y de mantener sus operaciones militares durante un tiempo casi ilimitado. Por esta razón, es importante que la Federación Rusa tenga claro que el respaldo occidental a Ucrania se mantendrá por encima de cualquier circunstancia y de cualquier contingencia política o militar: que el mundo occidental va a hacer todo lo posible para evitar el colapso de Ucrania y para procurar su triunfo incontestable. La supervivencia ucraniana no depende sólo de la firmeza de sus soldados sino también -y me resulta obvio recordarlo- de la respuesta unánime y constante de los países de nuestro entorno occidental. Proseguirá la ofensiva ucraniana al ritmo que tenga que llevar pero -pase lo que pase en el campo de batalla y a pesar de Macron y del resto de esa Europa acojonada que recula- muchos de nosotros seguimos llevando en el corazón a ese pueblo mártir y valiente.

Pedro Peregrino - Calle la provincia 5. Burgos. 09128
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