NORBERTO PICO: UN GRIEGO SIN COMPLEJOS
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Cuando el Capitán Kirby York intenta convencer al envarado Coronel Thursday sobre la ferocidad guerrera de los apaches mescaleros -el Coronel acaba de asumir el mando de Fort Apache y se muestra incrédulo sobre la valía combativa de esta tribu enemiga- le cuenta que, hace ya algunos años y al atacar la nación sioux a este mismo clan apache, los indios agresores habían sido casi exterminados por los terribles mescaleros, y que había podido seguirse el itinerario de su desesperada retirada a través de los cadáveres que iban dejando en el camino.
A mí, esta escena de Fort Apache me recuerda a Norberto Pico. Obviamente, no por su fiera acometividad, sino por las circunstancias que rodearon su llegada a la denominada Jefatura Nacional de Falange Española de las JONS. Porque la entronización de Norberto Pico pudo seguirse, de verdad, a través de los muertos que iba dejando en el camino: una verdadera masacre de militantes desafectos que, por medio de una peculiar política de bajas y expulsiones, motivó la eliminación de toda una corriente crítica interna y su elección en el cargo -qué optimistas somos a veces manejando conceptos- sin ninguna oposición democrática dentro del partido. Todo esto me vino el otro día a la mente: ventajas de la edad, de la experiencia y de la memoria. Fort Apache 1.948. John Ford y sus incesantes lecciones sobre las cosas de la vida.
Me acordé de Norberto Pico cuando me dijeron -por mucho que lo intento ya no soy capaz de reirme con estas cosas- que andaba por ahí presentándose a sí mismo, tras las últimas Elecciones Europeas, como representante de una especie de tendencia falangista integradora. Una tendencia que -desde la altura moral de los 21.577 votos obtenidos- constituiría un ejemplo de crecimiento sostenido y constante dentro del falangismo. Esto no es una broma. Nos lo dice Norberto Pico desde su incomparable lema electoral: un español sin complejos. Vivir para ver. Es como si Amador Mohedano escribiera una tesis doctoral sobre las virtudes de la fidelidad matrimonial. Lejos de meter las manos en los bolsillos, fijar los ojos en el techo y silbar -en otras palabras, lo que viene siendo pasar inadvertido- nuestro amigo se atreve a decirnos lo que hay qué hacer: audacia sin límite de un ámbito político que se crece a la salida de varas.
Supongo que Norberto Pico sabe -lleva tantos lustros embarrado en el fango viscoso de la maniobrería falangista que por fuerza tiene que saberlo- que no es lo mismo la integración que el integrismo. Norberto Pico -en su misma esencia y antes de cualquier otra cosa- es un integrista. Y los integristas no se integran. El tiempo que Norberto Pico lleva en el ejercicio de su cargo podría resumirse en el esfuerzo por concitar las simpatías de, estrictamente, dos clases de personas: uno las que son ideológicamente afines, y dos las que no discuten su liderazgo dentro del partido. Con estos sí que se integra bien Norberto Pico: la integración integrista del ayuntamiento entre iguales. Pero con los que son ajenos a su visión del mundo no se le ve, en absoluto, cómodo. Con estos se integra muy mal, y tiene rotundos y sonoros fracasos. Aunque estos sainetes nos dejen la imagen increíble de ver a este campeón del nacionalsindicalismo embutido en una camiseta amarilla o expulsado de una manifestación de mineros con la gloriosa bicolor a la espalda.
Este español sin complejos dirige una organización cada día más pequeña y más cerrada. Un pequeño partido que, dando vueltas sobre sí mismo, tan sólo se abre para recabar el respaldo del facha, para captar al incauto o -sin más pretensiones- para aprovechar el apoyo de aquellas personas sencillas que pasan por allí y que no conocen la verdadera trayectoria de esta banda. Eso es lo que lleva haciendo Norberto Pico, de forma sistemática y consciente, desde mucho antes de estas últimas Elecciones: mover a la organización como pez en el agua entre la extrema derecha y con la extrema derecha, y procurar que exista un solo yugo y flechas sobre la mesa de las papeletas de voto. Tampoco con demasiado éxito ya que, justo en ese concreto ámbito político, sobran tanto proyectos negros como personas para liderarlos: personas con muchísima más preparación que Norberto. Nada nuevo bajo el privadísimo sol del sucesor de Diego Márquez.
La verdad es que yo no conozco los esfuerzos de Norberto Pico en aras de la integración de los falangistas. No he tenido esa suerte. Los que conozco bien -en cambio- son sus esfuerzos por encalomarme procesalmente ante el Juzgado de Primera Instancia Número Tres de Guadalajara. Resulta que este gran integrador nos demandó -al Camarada Israel Galve y a mí y en nombre del grupo que dirige- porque afirmaba que estábamos entorpeciendo la posesión de la sede de su partido en Guadalajara: una sede que hace lustros que FEJONS no posee. No hay nada como ir por el mundo haciendo amigos Norberto: muy en la línea de la extensísima tradición quirulante y follonera de su directo antecesor.
Pude zafarme de esta inaudita acción procesal sin demasiado esfuerzo. Guerra profesional tenemos para eso y para mucho más. Han perdido el juicio por supuesto. Otro éxito de este español sin complejos que tampoco va a salir gratis al partido que todavía dirige. Unos doce mil euros en concepto de costas que FEJONS deberá abonar a Israel Galve y, en su nombre, al resto de los falangistas de Guadalajara. Otra cagada que pagarán los afiliados con sus cuotas y los donantes con sus aportaciones, pero nunca -nunca- pagará Norberto Pico de su propio bolsillo. El Jefe está por encima de estas cosas: él la caga y vosotros pagáis. Otra cagada que será silenciada ante el conjunto de la militancia o que será explicada con ese modo tan peculiar que tienen de explicar sus cosas: es decir, no diciendo la verdad y creyendo que los falangistas somos tontos del culo. Me va a encantar saber su versión de los hechos. Diez contra uno a que te meas de risa.
Pude zafarme sin problemas de este intento de Norberto para encalomarme. Pero me han quedado muchas dudas sobre esta asombrosa y muy chapucera demanda con la que me quiso endiñar en el coco y en la cartera este gran revolucionario. Unas dudas que merecen -cuanto menos- que nuestro gran conciliador se siente delante de un Juez a dar explicaciones. On the road again, y la inmensa torpeza de un responsable político que, teniendo en su mano la posibilidad de conciliar posiciones, de cerrar heridas y de coordinar sectores distintos -de integrar realmente a falangistas de procedencias muy distintas- ha optado por resucitar viejos enfrentamientos y por reavivar hogueras apagadas.
Este español sin complejos ha calculado -si alguna vez lo ha hecho- muy mal la situación. Siempre he mantenido que la gente maleducada confunde los gestos honorables con la debilidad. Eso es lo que le ha pasado al Jefe Nacional. Cuando, tras dos años de lucha por un proceso sucesorio limpio y democrático en FEJONS, le dejamos aterrizar en paz en su cargo reciente fue porque -a diferencia de él- teníamos una vida que solucionar y porque creíamos -de buena fe- que era el momento de enterrar el hacha en función de los nuevos rumbos políticos traídos por la recesión. Así ocurrió en mi caso concreto, y así lo anuncié públicamente en el 2.011. Pero estos no entienden más que el palo. Y confunden las cosas. Y reabren un problema que muchos considerábamos ya cerrado: el problema de tener a personas de estas características con poder de decisión dentro de ese entorno político.
Si no fuera por el inconfundible look de maestro paellero segorbino de nuestro Jefe Nacional favorito, bien pudiéramos creer que nos encontramos ante Norberto El Griego. Porque aunque Norberto no tiene -ni por asomo- el aspecto de Anthony Quinn en Zorba El Griego (Michael Cacoyannis 1.964), el episodio del funicular me recuerda mucho a Norberto y a su dream team. Aquel episodio del funicular que ha diseñado durante meses Zorba y que se desploma con estrépito en medio del pánico general. La escena genial en la que Zorba le dice a su patrón aquello de... Jefe... ¿a qué no ha visto nunca usted un desastre tan magnífico como este? Y ambos -haciendo gala de una visión mediterránea del mundo y de la vida- bailan riendo un sirtaki, en la playa y al caer la tarde, sobre los restos del desastre. Estos han aprendido a bailar -sin el estilo de Anthony Quinn y sin la música del genial Theodorakis- sobre los restos del desastre. Norberto El Griego. Para que luego digan que el Cine no nos enseña nada.
Y os lo digo con todo el cachondeo sano e insano del que soy capaz. Me da igual todo lo que digáis de mí en las redes sociales y fuera de las redes sociales. No sabéis cómo me resbala y de qué forma me la sopla. Me da igual que digáis esto o lo otro sobre mi profesión, sobre mis clientes, sobre mis amigos o sobre mi vida privada y pública. Me da igual que me amenacéis públicamente o desde el anonimato. Me da igual la postura perversa e hipócrita practicada por muchos de vosotros, conociendo todo esto y callando para no tener problemas: allá la conciencia de cada uno y la forma que elige para andar por la vida. Me da igual que se diga que me inmiscuyo en la vida interna de una organización y me da igual que se afirme que, ante sencillísimas críticas políticas como la mía, se unen y se apiñan aún más los de dentro. Me da igual cualquier cosa que organicéis en mi contra. Me da igual que pergeñéis alguna de vuestras fintas de curato. Estoy a años luz de cualquiera de vosotros. Tengo la inmensa suerte de no representar ya a nadie o a nada, de tener la certeza de que todo este gang representa lo peor de nuestra opción política, de saber expresarlo y de tener todo el tiempo y las ganas del mundo para -desde mi libertad- seguir la trayectoria pública de este gran falangista que es Norberto Pico y del partido que dice liderar. Norberto El Griego y sus desastres magníficos.