"MEDITERRÁNEO DIGITAL" ENTREVISTA A NACHO TOLEDANO EN LA PUBLICACIÓN DE "PARADA DE POSTAS"

07.11.2014

Mediterráneo Digital entrevista a Nacho Toledano

Para algunos, los más profanos, su nombre es sinónimo de profesionalidad, togas y el clásico aroma a Tribunales. No en vano, se ha ganado, por derecho propio, un hueco entre los más reputados abogados de nuestro país. Con experiencia sobradamente contrastada y una tez curtida en mil batallas, no hay absolutamente nadie en el mundillo que no conozca su brillantísima e intachable hoja de servicios.

Para otros, los menos, y sin embargo los más afortunados, Nacho Toledano es mucho más que todo eso. Es el amigo cercano, la persona fiel, el compañero de viaje sincero que nunca tiene un no para los suyos. Un caballero castizo a la antigua usanza capaz de llevar a la práctica aquello tan en desuso como poco manido de predicar con el ejemplo. Un haz de luz para los proscritos de nuestro tiempo, los grandes incomprendidos, aquellos que siguen luchando sin descanso a contracorriente, izando la bandera de viejos valores como el honor, la lealtad o la amistad sincera.

Estas Navidades, llega a toda España con su primera obra literaria, 'Parada de Postas', una imprescindible recopilación de sus mejores textos y columnas de opinión en los medios de comunicación entre 2005 y 2013.

A Nacho lo admiramos y lo queremos. Con todo su esplendor. Con sus virtudes y sus defectos. Con sus pros y sus contras. Porque la indisimulada imperfección es precisamente lo que hace grande a los seres humanos. El atrevimiento a ser auténticos, de ser ellos mismos, sólo al alcance de los elegidos. Nacho es tan grande que es simplemente nuestro amigo. Y con eso nos basta.

MEDITERRÁNEO DIGITAL ENTREVISTA A NACHO TOLEDANO, AUTOR DE 'PARADA DE POSTAS'

Mediterráneo Digital cumple cuatro años. Desde tu perspectiva... ¿cuáles son los aciertos, si es que los hay, y los errores de este proyecto editorial?

Yo creo que Mediterráneo Digital es obra exclusiva del empuje de su Editor-Director Edgar Sánchez Agulló. Una de las personas con más iniciativa y fuerza positiva que conozco. Muchas veces digo que Edgar Sánchez Agulló es una versión muy española de Ciudadano Kane. Un editor a prueba de bombas que es capaz de tirar para delante de un proyecto editorial en el que cree. Por eso, supongo que los defectos y virtudes de Mediterráneo Digital serán, por tanto, los defectos y virtudes del propio Edgar.

En el activo de este Medio está, sin duda, el haber crecido tanto estos años: el haber llegado a un número cada vez más grande de lectores al ofrecer una información amena sobre asuntos que, de verdad, interesan. Mediterráneo Digital ofrece una información muy clara que, además, es actualizada constantemente. Un tratamiento informativo ameno y ágil. Y tan importante como esto es que se han conseguido crear esos espacios de libertad a los que siempre me refiero. Lugares donde los columnistas podemos escribir en defensa de nuestras respectivas creencias. Sin presiones extrañas ni censuras impuestas.

¿Los defectos de MD? Todos los derivados de la hiperactividad empresarial de Edgar. A veces se tocan tantos palos -y tan diversos- que cuesta centrar tu atención informativa en uno solo. Además de la avalancha de anunciantes -Edgar nunca admitirá que esto sea un defecto porque son la base del negocio- que te impide leer tranquilamente las noticias.

Hablemos de tu libro. ¿Por qué "Parada de Postas"? ¿Qué significa este título?

Una parada de postas era aquel descanso que, en los antiguos viajes en diligencia, eran aprovechados para sacudirse el polvo del camino, comer alguna cosa, aprovisionarse y cambiar de caballos. Después de tantos artículos escritos, después de un largo viaje comenzado en 2.005, yo sentía la necesidad de detenerme y de pensar un poco sobre el camino recorrido. Mirar para atrás antes de seguir marchando hacia adelante. Me gustaba el título porque tiene una más que evidente reminiscencia fordiana. La Diligencia, que es una magistral película de 1.939 dirigida por el Maestro John Ford y de la que escribo en un artículo de 2.010 contenido en el libro. Ford y sus claves para entender correctamente la vida y sus circunstancias.

Tu libro empieza en los años 2.005 y 2.006: ¿son esos los años en los que comenzaste a escribir?

Empecé justo en 2.005. De pronto, sentí la necesidad de escribir y comencé a hacerlo. Supongo que aquello fue así de simple: han pasado dos o tres milenios desde aquello. Me presenté una tarde de Otoño de 2.005 en las oficinas del editor de La Gaceta Escurialense, el gran Chiqui Sánchez. La Gaceta es uno de los semanarios veteranos de la prensa escrita de la Sierra de Madrid. Estuvimos hablando varias horas y simpatizamos en el acto. Mi Columna Ancha es Castilla estuvo apareciendo semana tras semana hasta el año 2.010, que fue el año que me marché de San Lorenzo de El Escorial. La Gaceta me educó en el trabajo constante que supone escribir en un medio de papel. Cada semana, las columnas debían ser envíadas al Director con puntualidad matemática para que la Revista pudiera ser editada a tiempo y salir a la calle. La escuela de Chiqui Sánchez se basaba en un axioma simple y que, en muy pocas palabras, condensa los principios que deben presidir toda intervención escrita y pública: entrega tu columna a tiempo, no mientas a los lectores y no insultes a nadie.

¿Existe algún hilo conductor que pueda estructurar todo tu libro?

En realidad tan sólo uno: escribir desde el corazón. En todos y cada uno de los artículos y de las columnas que el libro recoge se expresaron sentimientos y se defendieron convicciones desde la sinceridad. En todo momento, he dicho lo que pensaba de la mejor manera posible.

Dices en la introducción de tu libro que comenzaste a escribir no sólo para demostrar que los falangistas seguían existiendo sino que también tenían derecho a existir: ¿crees que se niega el derecho a existir a los falangistas?

Cuando comencé a publicar mis columnas, yo las concebía como un instrumento idóneo para romper con la invisibilidad del falangismo a muy pequeña escala. Era un modo muy útil de que mis vecinos supieran que el nacionalsindicalismo, como fuerza política organizada, retornaba a la Sierra de Madrid con la intención de hacer política. En eso está el quid de la cuestión que me planteas. Porque cuando el falangismo asume un mero papel testimonial o exclusivamente conmemorativo de nuestras fechas icónicas, no suele molestar a nadie. En este caso, cuando somos la reserva sioux de las conmemoraciones nostálgicas, a nadie le importamos lo más mínimo. Nos dejan estar sin más molestias que los acostumbrados chistes o los limitados ataques de minorías marginales.

Si, por el contrario, el falangismo interviene en asuntos políticos cotidianos y se hace presente dentro de los ámbitos políticos de participación ciudadana municipal o sindical, es cuando comienzan los ataques duros por parte de la práctica totalidad de las fuerzas políticas. Sobre todo, si tenemos en cuenta que los espacios de participación política del nacionalsindicalismo se encuentran generalmente ocupados por los distintos colectivos de la izquierda. Siempre que los falangistas estén defendiendo una forma de gobierno republicana, o una alternativa de defensa del medio ambiente, o determinadas mejoras laborales o una banca sindical o una mayor participación democrática en la vida pública, estarán cohabitando con fuerzas de izquierda. Y estas fuerzas de la izquierdona no admiten la presencia del nacionalsindicalismo en estos espacios políticos, proclaman la necesidad de marginarnos política y socialmente y presionan con todos los medios posibles, incluso utilizando la violencia física, para expulsarnos de esos ámbitos. Mantienen que no tenemos derecho a existir y propugnan nuestra desaparición del mapa político español.

Cada vez que opinamos, cada vez que defendemos públicamente nuestras ideas, estamos no sólo participando en la vida política de nuestros entornos más próximos y directos sino también, y esto lo considero esencial, estamos afirmando nuestro pleno derecho a hacerlo. Opinamos. Hacemos política. Existimos. Tenemos derecho a levantar nuestra bandera, a manifestar nuestras opiniones y a participar en la vida pública tal y como estimemos por conveniente.

¿Deben los falangistas luchar al lado entonces de las fuerzas de izquierda aunque estas mismas fuerzas nieguen este derecho a los falangistas?

Yo siempre parto de una base incontestable para responder a esta pregunta. Los falangistas no tenemos fuerza suficiente que nos permita mantener en soledad nuestros postulados políticos. En realidad, no tenemos ninguna fuerza: no podemos iniciar sólos nuestra Revolución. Ante esta sencillísima razón, tan sólo caben dos posturas: o renunciamos a intervenir de manera activa en el proceso político que está sacudiendo España al día de hoy, limitándonos a seguir desarrollando nuestra doctrina en sus aspectos teóricos, a discutir entre nosotros y a conmemorar nuestras distintas efemérides, o apoyamos activamente a los movimientos políticos y sociales que, en lo esencial, están pidiendo las mismas cosas que pedimos nosotros. Aunque ellos no quieran nuestro apoyo. Este es su problema, pero no el nuestro. Será nuestro problema tan sólo en la medida en que este rechazo consiga condicionar nuestra actuación práctica.

No podemos iniciar solos la Revolución, pero podemos colaborar en la que otros inicien. Siempre y cuando estemos todos defendiendo los mismos criterios esenciales.

¿Qué es lo que están haciendo los falangistas en este Reino de Felipe VI de 2.014?

Muy poca cosa. Se hace poco y, casi siempre, mal. A mí no me preocupa que podamos hacer poco. Ello es inevitable si consideramos la escasa entidad de nuestros medios materiales y humanos. A mí no me preocupa que hagamos poco, pero me preocupa que lo hagamos mal.

La derecha de lo que podríamos denominar movimiento falangista -entendido como el conjunto de personas individuales o de colectivos organizados que propugnan posiciones nacionalsindicalistas- carece de la imaginación suficiente como para poder integrarse en una sola entidad unida o coordinada. Ni tan siquiera el peso moral y jurídico de la detentación de nuestras antiguas siglas históricas -Falange Española de las JONS- ha sido suficiente como para integrar sensibilidades similares en la concepción del falangismo. Falta de imaginación, inacción, imposibilidad de llegar a acuerdos o asunción, abierta y sin complejos, de usos y modelos políticos propios de la extrema derecha. Y eso que muchos de nosotros preferiríamos ver a todo este sector azul integrado dentro de un proyecto común, ya que ello nos permitiría distinguirnos de él con más facilidad. Por ahí andan, enfrascados en estos intentos unitarios.

Sin embargo, no es mejor la situación de los falangistas democráticos. No hemos sabido coordinarnos alrededor de unos puntos comunes. Y si bien existen evidentes lazos de amistad, así como vías de comunicación siempre abiertas entre las personas que componen este grupo difuso, estamos cada uno de nosotros haciendo aquellas cosas que estimamos convenientes, justas y adecuadas, aunque nos estén faltando centros de coordinación y debate en estos gravísimos momentos.

Los falangistas deberíamos de haber ganado dos batallas en la España de la recesión. Primero, el paso indispensable de encontrar fórmulas de coordinación. Segundo, el paso subsiguiente de ofrecer una alternativa falangista a nuestros ciudadanos de manera eficaz y pública. No hemos hecho ni una cosa ni otra.

A tu juicio... ¿qué postura política deben mantener los falangistas de 2.014?

La de siempre. La nuestra. República. Federalismo. Autogestión. Soberanía. Democracia. Propugnar una Revolución en una España más justa, más humana, más libre y más democrática. Desmontar el capitalismo. Una Revolución y unas políticas revolucionarias tendentes a hacer efectivos nuestros derechos y libertades, a asegurar la subsistencia digna de todos nuestros ciudadanos y a conseguir una plena participación de los mismos en todos los ámbitos posibles. Y, sobre todas estas circunstancias y como eje central de nuestro modelo, la persona. La persona respetada y defendida en su libertad, en su integridad y en su dignidad, tal y como expresan, todavía válidamente, nuestras definiciones tradicionales.

¿Vamos a salir de la crisis? ¿Crees en la recuperación que proclama el PP?

Ha existido un intento por parte del Partido Popular de ofrecer a la opinión pública española un balance positivo de Gobierno en base a la pretendida benignidad de los datos macroeconómicos. Sin embargo, la situación es tan perdidamente mala que esta operación de imagen no ha salido bien. Millones de españoles son cada vez más pobres, mientras que los Bancos y las grandes compañías son cada vez más ricas. Esa es la situación real, aunque ello pueda sonar simplista o demagógico. En estas condiciones toda recuperación es imposible. Llega el invierno. Muchos españoles van a pasar frío porque no pueden pagar su factura de suministros esenciales... ¿con estas premisas se puede hablar de recuperación? El Estado nacido de la Transición se ha hundido en medio de una tempestad de ineficacia, miseria moral y material y corrupción política. Estamos entrando en una nueva fase histórica en la que los viejos conceptos de recuperación o mejora de la economía, basada en el juego de las crisis cíclicas del capitalismo, han dejado de tener sentido. Están cambiando las reglas del juego.

¿Ves una España gobernada por PODEMOS? ¿Esa perspectiva te gusta?

Esta Monarquía de corrupción y de miseria se está derrumbando ante nuestros ojos. PODEMOS ha sabido conectar con sectores ciudadanos muy amplios que están ya muy cansados de esta situación. Han sabido ofrecer esperanza a nuestros ciudadanos. Es muy posible que PODEMOS consiga encabezar esa Segunda Transición que muchos estamos propugnando. Si PODEMOS consigue iniciar en España un proceso revolucionario sincero y de carácter transversal, estaremos en presencia de un suceso histórico de largo recorrido. Si PODEMOS no consigue zafarse del riesgo de caer en el acostumbrado sectarismo de la extrema izquierda, me temo que estaríamos en presencia de una sucesión de actos de gobierno injustos y fuertemente revanchistas. Y lo que es mucho peor que todo eso: otra Revolución traicionada y pendiente.

La peculiar posición que los falangistas tenemos dentro de la política española, como fuerza netamente revolucionaria de carácter no marxista, nos va a permitir servir de inesperado termómetro en esta cuestión. Si PODEMOS acepta con normalidad, solicita o recaba aportaciones falangistas al proceso transformador que quiere iniciar en España, nos encontraremos ante una Revolución de carácter abierto y no sectario: genuinamente integradora de fuerzas políticas distintas pero unidas en finalidades comunes. En otro caso, estaremos en presencia de un movimiento unilateral que reproducirá los rancios clichés de la extrema izquierda.

¿Los falangistas democráticos de tu sector del nacionalsindicalismo van a colaborar con PODEMOS?

No tengo ni idea. Imagino que el asunto deberá ser debatido profundamente en el futuro. Yo, por ejemplo, encuentro a PODEMOS excesivamente estatalista. Nosotros creemos que el estatalismo es ineficacia, burocracia y corrupción. También encuentro su programa económico y sindical, actualmente en ciernes y en definición, excesivamente tímido y reformista. ¿Viene PODEMOS a defender postulados políticos similares a los nuestros en alguna forma? ¿Viene PODEMOS a hacer una Revolución o a poner simples parches al modelo capitalista? Seguimos expectantes este proceso apasionante.

En el conjunto de tu libro puede apreciarse una progresiva evolución hacia la tristeza y el desencanto. ¿Esto es así o son imaginaciones de Meditarráneo Digital?

Me imagino que muchos españoles han sufrido una parecida evolución durante los últimos años. Aquella España feliz y satisfecha de 2.005 ha dado paso a esta España empobrecida y enfangada. Yo no creía en la felicidad de entonces y, desde luego, no me ha sorprendido lo que ha venido pasando después. Una economía basada en el ladrillo, la insolidaridad, las amplias bolsas de miseria, la corrupción política, la absoluta falta de fe en nuestras instituciones, la extremada dureza de un modelo social y económico injusto o la mentira de nuestra presunta democracia: estos asuntos fueron usuales entonces como lo son ahora, pero el día de hoy han alcanzado un inasumible empeoramiento. Es muy difícil -o sencillamente imposible- tener esperanza en estos tiempos. Además, estoy convencido de que mi vida personal se ha torcido irremisiblente a raíz de determinados acontecimientos pasados. No he sido lo suficientemente inteligente ni hábil como para volver a enderezarla. Sonreir me resulta cada vez más difícil, la verdad.

¿Puedes darnos un motivo práctico para leer "PARADA DE POSTAS"?

Que, como ocurre en esta clase de recopilaciones, se trata de un libro muy fácil de leer. Los artículos y las columnas han sido agrupados año a año, y no guardan casi relación consecutiva unos con otros. El libro puede leerse de manera salteada y discontínua. Aconsejo empezar por el índice e ir directamente o a un título que nos llame la atención o a un año que queramos recordar en concreto. Por supuesto, eso después de leer los maravillosos prólogos de Luis López Novelle y de Luis Miguel Villegas. Estas introducciones dan valor al libro por sí solas.

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