LOS HATERS HAN PASADO DE MODA.

La súbita y triste muerte de Francisco Visedo nos ha hecho reflexionar a todos sobre el alcance y el poder de los foros basura en internet: de como determinadas tendencias políticas han aprovechado el auge de las Redes Sociales para ejercitar el insano arte de la difamación, el insulto, la vejación y la calumnia. Unas actuaciones casi siempre gratuítas -casi siempre- al resultar amparadas por la distancia y el anonimato. Las Redes Sociales -que en un principio deslumbraron por su posibilidad de acercar a los miembros de todos los ámbitos políticos- y el inmenso eco que han dado a posiciones públicas que, en el pasado, no hubieran tenido la más mínima repercusión a causa de su evidente falta de seriedad. Yo creo que a las personas que, año tras año, hemos sabido expresar nuestros diversos puntos de vista sobre también diversos aspectos de la actualidad política, las Redes Sociales ya ni pueden dañarnos ni nos afectan -tan siquiera- en la vejación de las opiniones que exponemos. Las personas públicas se han habituado a esta lacra social, y siguen manteniendo sus actuaciones y sus posturas de la misma manera en la que lo llevan haciendo durante años. Cada vez es más frecuente escuchar que tal o cual persona no tiene Redes Sociales abiertas, siendo una cuestión indiferente los distintos puntos de vista -sobre todo si son vejatorios- que se pueden sostener dentro de las mismas. Los haters han dejado de estar de moda.

Coincidiendo con la muerte de Francisco Visedo -un extraño y sin duda casual homenaje a su herencia política- se desarrollaron varias intervenciones insultantes en las Redes Sociales, todas ellas llevadas a efecto contra mí, contra Soraya Romero, contra Ricardo Saénz de Ynestrillas y contra el Movimiento Falangista de España en su conjunto. Estas circunstancias no nos resultan extrañas porque la extrema derecha siempre nos ha atacado por medio de estos estercoleros de internet, y lo seguirá haciendo todas las veces que pueda. Estamos muy orgullosos de que este ámbito pseudopolítico nos ataque con esa virulencia. 

Lo que ha resultado originalmente divertido en esta ocasión ha sido la posición tomada por la Tribuna Narciso Perales al respecto.

A los efectos de confrontar pública y personalmente con todos estos objetores, la Tribuna tendrá lugar en aquellos municipios en los que nos consta existan voces terriblemente beligerantes contra nosotros. De esta forma, los insultadores profesionales de la ultraderecha pueden no sólo conocernos personalmente, después de tantas y tantas líneas que nos han dedicado, sino organizar debates políticos reposados frente a los responsables de nuestra línea política en el marco siempre dialogante de la Tribuna Narciso Perales. De una manera tan sencilla, todo aquel que nos insulta o que se opone, sin más, a nuestras afirmaciones políticas, puede confrontar con nosotros: conocernos en su propio pueblo sin el inconveniente de la lejanía y frialdad una Red Social.

Siempre que conocemos -lo he dicho siempre- a alguno de nuestros más feroces objetores, nos quedamos asombrados -literalmente asombrados- no sólo de su ausencia de rigor intelectual, sino también de su falta de solvencia personal. Los personajes que más gritan y que más se oponen a nuestras posiciones públicas y privadas han resultado ser, de manera invariable, un conjunto de personas dignas de lástima a causa de sus penosísimas circunstancias vitales. Esta regla se ha vuelto a cumplir esta vez con nuestro mero anuncio de asistencia al acogedor municipio de Alzira, y de la mano del entonces responsable comarcal de Falange Española de las JONS Alfredo Escrivá.Y digo entonces porque el interesado me ha manifestado que ya no milita en ese grupo ultra.

No me gustaría ser -ni parecer- demasiado duro con Alfredo Escrivá: ejemplo vivo de lo que no debemos ser ni de como debemos estar.

Desde que anunciamos nuestra presencia en sus dominios -también como él mismo manifiesta- no ha dejado de correr como un pollo sin cabeza: unas veces amenazando, otras insultando, otras difamando para después, finalmente y en una traca final valenciana digna de elogio, pedir disculpas públicas por todos y cada uno de sus exabruptos. Un espectáculo surrealista que nos muestra, sin la menor reserva de duda, contra qué y contra quién nos estamos enfrentando en nuestra lucha de recuperación del falangismo para los falangistas. Porque Alfredo Escrivá no es más que la muestra de cómo responsables sin escrúpulos lanzan a la arena política a afiliados sin ningún bagaje personal o político para luego, después de su utilización y después de su puesta en nuestro punto de mira judicial, dejarlos solos sin ningún recato: sin la menor presencia no ya sólo de pudor personal sino de solidaridad política.

No podemos decir que el año haya empezado sin diversión ni asombro.