LA ESPERANZA

11.10.2023

No se habrá perdido nuestra esperanza;
la esperanza de dos mil años,
de ser un pueblo libre en nuestra tierra:
la tierra de Sion y Jerusalén

Hatikva. La Esperanza. Himno Nacional de Israel.

Con Israel. Con su pueblo. Con Occidente. Así lo exige la sangre de tanto inocente masacrado.

Hace ya algunos años que me había desilusionado completamente de la resistencia palestina. Nacidos a la lucha política en el tiempo de Al Fatah y de Arafat, nos atraía irremisiblemente aquel combate heróico y laico -sin esperanza y frente a todo- de los fedayines palestinos de los años sesenta y setenta. Sin embargo, allá por los noventa, pudimos comprobar -con esa profundísima lástima que sólo saben ofrecer las causas nobles que se han prostituído- que la vieja OLP era desplazada por los nuevos cachorros fundamentalistas de Hamás: cómo la Franja de Gaza quedaba sometida a la férrea dictadura islamista y medieval de un grupo salvaje que había desplazado a los honorables y viejos luchadores de la diáspora por medio del terror y de la barbarie.

Las cosas han cambíado mucho en Oriente Medio. Ni los palestinos dirigen su lucha con arreglo a los parámetros de Al Fatah ni los israelíes son aquellos visionarios emigrados de una Europa deshecha que construían una Patria a golpe de kibbutz. En este 2.023, Israel es un Estado plenamente asentado dentro de la comunidad de naciones y el mundo árabe tiende -cada vez más- a la aceptación de esta realidad política y a la apertura de espacios de diálogo con el Estado Hebreo. Y contra este acercamiento -iniciado incluso por la Autoridad Nacional Palestina en Cisjordania- está Hamás.

Una de las cosas que distingue a los progres ibéricos de los del resto del mundo es lo poco instruídos que están. Han leído muy poco y muy mal y, por eso mismo y a menudo, caen en unos disparatados dislates muchas veces divertidos por absurdos. Pero ahora no han sido divertidos: han dado un asco profundo y han ofrecido a Europa un ejemplo de analfabetismo político y de estulticia cultural. Me refiero al apoyo al pueblo palestino -en cursiva- que han dado los Sandíaz. Los Sandíaz. Terrible acrónimo de Sánchez y Díaz: el presidente y la vicepresidente que han pasado a la triste historia de nuestro país dejando un rastro de mentiras, explotación obrera, fariseísmo y debilidad. A los Sandíaz les cuesta considerar a Hamás como una organización terrorista e islamista. Un carácter que -ni tan siquiera el propio pueblo palestino- les ha venido a negar. Los Sandíaz y sus voceros desconocen absolutamente la historia del movimiento palestino de liberación nacional. Hamás es un grupo fundamentalista que no representa más que a una parte de la resistencia palestina.

El islamismo es una basura sanguinaria. El islamismo va dejando un rastro de sangre, muerte y desolación allí dónde pasa. Y no se trata de un fenómeno aislado dentro del mundo musulmán. Todos hemos podido ver ese estadio de fútbol marroquí vibrando ayer al compás de las banderas palestinas: la solidaridad que el pueblo de los países musulmanes -casi siempre al margen de sus instituciones políticas- muestra frente a los atentados yihadistas. El islamismo es un virus que se ha inoculado hace ya tiempo en el mundo islámico, y es una realidad política que, de un lado, hay que combatir allá donde podamos y, de otro, hay que mantener bien lejos de las sociedades occidentales. Esta no es la lucha palestina bajo cuyos hitos nos hicimos mayores. Es algo distinto y repugnante: la asesina realidad de los partidarios de la teocracia y de la guerra de exterminio.

A mi modo de ver, la equidistancia es vomitiva. Hamás no ha realizado ninguna "acción armada" frente a Israel. Una "acción armada" tiene lugar en el combate del Ejército de un país frente al Ejército de otro. Lo que ha hecho Hamás es terrorismo. Ni tan siquiera representa a la Autoridad Nacional Palestina la cual -a la luz de los acontecimientos presentes y pasados- estaría encantada de quitarse de encima a estos bárbaros. Hamás es el terror puro y simple y cualquier equiparación con las Fuerzas Armadas Israelíes o con la sociedad que defienden es también un puro y simple insulto.

Es necesario un Estado Palestino independiente. Como también lo es un Estado de Israel con pleno derecho a defenderse. En esa moderna tesitura de progresivo acercamiento se encuentran árabes y judíos, y a esto es a lo que se opone el yihadismo y -sorprendentemente- también Yolanda Díaz, Enrique Santiago, Joaquín Bosch, Ione Belarra o Arnaldo Otegui. Más basura sobre un cubo de basura.

El esfuerzo de un amplio sector de la sociedad española por no solidarizarse ante el sufrimiento de Israel -poniendo mil impresentables e iletradas excusas para no hacerlo- es francamente vomitivo. Estas posiciones públicas nos alejan del mundo civilizado que -desde hace años- ha comprendido el peligro yihadista y lucha contra este fenómeno siniestro. Una vez más, España da la nota. Pero esta vez estos payasos no nos hacen reir. Los niños muertos de Israel, sus bebés mutilados y sus mujeres violadas nos lo impiden. Shalom.

Pedro Peregrino - Calle la provincia 5. Burgos. 09128
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