JAVIER MAÍZ Y LA IDEA DE CASTILLA.
Más allá del gélido silencio de la ciudad dormida, y también más allá de aquella piedra envuelta por la bruma, existieron otras vidas y otros relatos nuevos. Más allá del sonido de las altas campanas sobre las plazas quietas, y también más allá de la luna redonda y blanca sobre el Valle de Amblés, existieron otros episodios, otras personas, otras claves y otros dibujos. Quedaba entonces mucho por vivir, y así lo hice: han ido transcurriendo bajo el puente todos estos años siempre inhóspitos y a veces sorprendentes. Sin embargo, muchas veces a lo largo de todo este tiempo, he cerrado los ojos y me he visto -una vez más- cubierto por la soledad mágica de la Calle Telares o sintiendo la mañana fría bajo la Puerta del Alcázar. Una ciudad que llevo dentro aunque para mí haya perdido todo su sentido. Una ciudad que guarda las cosas más bonitas que uno es capaz de conservar.
Son tiempos muy malos y confusos. La desgracia se abate sobre el mundo con su cortina más negra y despiadada. Yo llevo años pensando que nuestro único proyecto colectivo posible consiste en una vuelta a lo esencial: a formas de vida más verdaderas y sencillas. Esas formas de vida que nos ofrecería el renacimiento de una Castilla unida y democrática. También creo que para esa vuelta castellana a lo esencial hace falta una labor intelectual de introspección: pensar sobre nosotros mismos y en lo que podemos llegar a ser mucho más que en lo que hemos sido.
Este trabajo castellano de introspección lo hace Javier Maíz a través de su música. Porque ya no se puede hablar de la Castilla actual -de la Avila actual- sin contar con la obra de Javier Maíz, y sin contar con su increíble -por excelente- trayectoria musical. La guitarra de Javier Maíz desgrana versos sobre cada rincón de Avila, y nos induce a una reflexión interior de búsqueda de nuestras raíces culturales: de los pilares intelectuales y únicos que sustentan la idea de Castilla. Hablar de Avila es hablar del Maestro Javier Maíz, y de nuestra innata evocación de trascendencia siempre a través de su guitarra.
Porque Castilla no son sólo guerreros, santos y soldados. Castilla es -y será- tierra proletaria y comunal, nación de marineros y maestros, de campesinos y de estudiantes, de artesanos y de escritores y de músicos y de poetas. Esa tierra ancha y alta de horizonte sin límite que tan bien sabe traducir Javier Maíz mientras acaricia su guitarra. Castilla como idea recogida en sus notas y en sus versos. Castilla como mito y como sueño.
Tuvimos la suerte de escuchar en directo su música este fin de semana. Mostrando nuestra solidaridad con la Asociación Nacional de Personas con Epilepsia (ANPE) y con la extraordinaria labor que están realizando. Una vez más, nos volvimos a perder entre la piedra y la neblina de una ciudad que es algo mucho más que una ciudad. Una vez más nos supo llegar al corazón porque en sus acordes vive el alma de un pueblo.