"INVIERNO EN LLAMAS" E "ILOVAYSK GUARDIANES DEL CIELO". SOBRE LA LUCHA NACIONAL DE UCRANIA
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He tenido la suerte de asistir, en pantalla grande y con arreglo a todos los cánones del arte, a la proyección de dos películas impactantes, en lo que tienen ambas de reflejo honesto y estremecedor de la lucha de un pueblo por su libertad y por su soberanía. Se trata de Invierno en Llamas y de Guardianes del Cielo, dos interesantísimas películas que nos hacen entender muchas cosas acerca de los acontecimientos que -mientras escribo estas mismas líneas con una dolorosa actualidad- están teniendo lugar en Ucrania. He tenido la suerte y el honor de poder verlas con mis amigas de la Asociación Con Ucrania, que han organizado estas proyecciones no sólo para los integrantes de la comunidad ucraniana en Madrid, sino también para los amigos españoles que, cada vez en un número mayor, estamos apoyando la lucha nacional de Ucrania frente a la agresión rusa.
El conflicto ucraniano es, en gran parte, ignorado por la opinión pública española. Absortos en nuestros profundos problemas de gobernabilidad y ante nuestro futuro incierto, al español medio le es indiferente tanto esta guerra como sus causas y sus consecuencias. Esta Europa enriquecida y comodona que prefiere mirar para otro lado mientras se lucha y se muere por la Libertad. Porque, en definitiva, se trata de eso: de luchar y de morir por los principios esenciales de toda vida decente y digna. Algo que, con la legitimidad de las causas justas, se está haciendo a diario en el Este de Ucrania.
El problema, sin embargo, es que esta guerra está constantemente envuelta en la neblina de un silencio cobarde y de una muy planificada mentira. Rusia desinforma. El Estado imperialista agresor se hace pasar por el Estado pacífico agredido. En España, Intereconomía nos ofrece la inaudita programación televisiva del expansionismo militarista. No es casual que sea el más reaccionario canal español -y ya es decir mucho en los tiempos que corren- el que emite cotidianamente la señal de Russia Today. Desde Intereconomía, se expande por España un contenido desinformativo que, acogido con el calor de los artículos de fe, es aceptado monolíticamente tanto por la extrema derecha como por la extrema izquierda. Así, el espectador español que tenga ganas de ser catequizado muy poco sútilmente puede ver, uno detrás de otro y en este canal ruso, reportajes sobre la última rueda de prensa del Presidente Putin, sobre la vida cotidiana en un cuartel ruso, sobre las acertadas medidas del Presidente Maduro para hacer de Venezuela una potencia mundial de primer orden, o sobre el imparable avance industrial de la región de Yakutia. Y no son temas que cite a título de ejemplo: he tenido la paciencia de tragarme un ratito de esa muy poco exigente programación. Lo verdaderamente gracioso es que las personas que ensalzan los contenidos televisivos del Canal de Putin -un jarabe nauseabundo hecho de fascistas, integristas católicos, comunistas e izquierduzos genéricos- suelen ser las mismas que atacan, como si les fuera la vida en ello, la telebasura de Telecinco. Ya dice Pablo Iglesias que la política es el arte de cabalgar contradicciones.
Decía el representante de la Embajada de Ucrania, en una de estas proyecciones. que los españoles deben saber que la Rusia de hoy -Russia Today- no es la Rusia de Tolstoi o de Tchaikovsky, ni la de Chejov o de Stravinski. Ni siquiera es la Rusia de Isaak Babel o de Sergei Eisenstein. La Rusia de hoy es la Rusia de Putin. Y eso supone que, al este de la Unión Europea, se alza un gigantesco y amenazante engranaje político-militar de naturaleza expansionista que constituye un riesgo para la paz de todos. Esa Rusia de 2.016 que, tan simple en sus resortes de actuación como inmensa en su territorio, se rige por un modelo presidencialista que oprime las libertades individuales, tritura a la oposición política, basa una economía de pies de barro en una insólita combinación de mafia, armamentos y materias primas, controla los medios de comunicación y subordina todo su ilimitado potencial propagandístico a justificar las intervenciones militares en el exterior. Un país delicioso. Y aunque extrañe a muchos de nuestros yonkis de la propaganda rusa -sobre todo más a los que se la creen que a los que sólo se limitan a cobrar, o a intentar cobrar, de ella- no es raro que muchos de los vecinos de la Gran Rusia no quieran ser rusos. Declinan decididamente ese honor.
Invierno en Llamas (Winter on Fire. Evgeny Afineevsky. 2.015) -documental nominado este año al Oscar de esta categoría- cuenta la historia de los miles de ciudadanos ucranianos que, en aquellas jornadas que se extendieron desde el 21 de Noviembre de 2.013 hasta el 22 de Febrero de 2.014- declinaron decididamente el honor de ser rusos. La famosa Revolución de Maydan y el ejemplo de compromiso y de sacrificio de un pueblo que supo luchar por alejar a su país de la esfera de influencia rusa. La tesis oficial de la Rusia de Putin al respecto -seguida textualmente en España por la caverna del católicobolchevismo- es que las fuerzas oscuras del sionismo y del capitalismo internacional financiaron la Revolución para asestar una puñalada cobarde a la Gran Rusia: para apartar a los ucranianos del camino luminoso de la libertad eslava y sumergirlos a la fuerza en el fascismo. No deja de asombrarnos -pese a todo- que estas cosas todavía puedan ser oídas y leídas a estas alturas del Siglo XXI.
La película nos muestra el esfuerzo revolucionario de estudiantes, soldados, amas de casa, obreros y profesionales liberales. Personas normales y decentes para las cuales la Unión Europea -con sus luces excelsas y con sus oscuras sombras, con su demoledora recesión y con su vergonzosa miseria, con sus derechos incumplidos y con sus desvencijadas promesas- constituye sin embargo un ámbito de libertad y de perspectiva futura de progreso: sobre todo para los que son vecinos de la sanguinaria macrodictadura postsoviética. La Unión Europea es -para los revolucionarios de Maydan- lo que no es ni será a corto plazo Rusia: un espacio de libertad en el que sigue siendo posible prosperar. Y aunque dista mucho de ser políticamente perfecta o económicamente próspera, nuestra Europa actual es muy distinta de la asfixiante y megalomaniaca dictadura militar de ese vecino expansionista. Ucrania sólo es posible hacia el Oeste, porque sólo hacia el Oeste es posible, y todavía en estos años oscuros y difíciles, el triunfo de nuestra concepción libre y democrática de la ciudadanía.
Asistimos a la organización de la Revolución desde sus mismos inicios alegres y festivos, cuando el Presidente Yanukovich anuncia que Ucrania no va a suscribir los acuerdos de asociación y de libre comercio con la Unión Europea. El Gobierno de Ucrania se desliza rápidamente hacia la influencia rusa, mientras la durísima represión policial -los antidisturbios de la Berkut- y la actividad violenta de las bandas paramilitares del gobierno -los terribles titushki prorusos- combaten a los opositores que, día tras día, resisten en la Plaza de Maydan estos durísimos ataques. El pueblo que forjó el milagro. La lucha ciudadana que, durante meses de heroísmo civil, consiguió crear las condiciones políticas necesarias para derribar a Yanukovich. Decenas y decenas de caídos jalonan esta batalla desigual. Sus resortes organizativos. Sus emocionantes momentos. Sus Héroes -Heroyan Slava- y sus muertos. Todo eso es Invierno en Llamas, película de visión obligatoria para todos aquellos que creemos que las revoluciones todavía son posibles. Así lo ha demostrado el pueblo ucraniano.
Pero Maydan ha sido sólo el principio de una historia de dolor y muerte. Marcó el comienzo de la agresión rusa: la anexión de Crimea y la intervención miltar en el Este de Ucrania. Cuando acaba ese Invierno en Llamas empieza Ilovaysk. Guardianes del Cielo (Kateryna Strelchenko. 2.015). Un emotivo documental que narra la defensa del pueblo de Illovaysk por parte del Regimiento de voluntarios DNIPRO-1 y que entrevista, en una honorable y valerosa sucesión, a los familiares y allegados de los soldados muertos. Una generación ucraniana que defiende, con las armas en la mano, la integridad territorial de su país y la soberanía vulnerada de la nación. Asistimos a los emotivos comentarios de sus madres, de sus hermanos, de sus novias y de sus camaradas. Viendo esta película sentimos el mismo orgullo de un pueblo que está sabiendo morir por lo que cree. La guerra en Ucrania, tan lejos y tan cerca, y unos jóvenes voluntarios que, a millares, han engrosado las filas de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Ellos lo proclaman muy claro, y dicen que ofrecen su vida no sólo para frenar la invasión rusa, sino también para que su país cambie para siempre. Ellos mueren por un futuro mejor. Porque la Revolución de Maydan está prosiguiendo en esta guerra. Los jóvenes voluntarios ucranianos, otro ejemplo más a lo largo de la Historia de los conflictos europeos, han resuelto la dicotomía entre guerra o revolución. Ellos, haciendo la guerra, están haciendo la Revolución. Luchar contra la invasión rusa es luchar -a la vez- por una Ucrania más fuerte, más libre y más democrática. Magnífica Kateryna Strelchenko hablando al auditorio asistente sobre las emociones sentidas al tratar con las familias de los Héroes. Cuando, al final de la película, pude acercarme a estrechar su mano, ella me dijo cuenta lo que está pasando allí porque los españoles no lo saben. Eso mismo estoy haciendo Kateryna. Porque estoy convencido que estos jóvenes son nuestra primera línea de defensa frente a un poder tiránico, ilimitado y terrible. Porque estoy convencido de que estos jóvenes no sólo mueren por Ucrania, sino por todos nosotros. Slava Ukranie!!!
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