CINCO RAZONES MUY SENCILLAS PARA LA ABSTENCIÓN EL 26 DE JUNIO
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Me voy a abstener en estas Elecciones, en la línea de lo determinado por la Junta Nacional del Movimiento Falangista de España. Con enorme respeto hacia los falangistas que han decidido concurrir, no obstante a muchos de nosotros se nos hace muy difícil participar, aunque sea en la forma mínima y residual en la que nosotros participamos, en esta convocatoria electoral. Los últimos meses de vida política en España provocan asco y pena por partes iguales, y nos alejan decididamente de este juego.
Mis razones son muy sencillas, y las expongo públicamente por si ayudan a alguien -falangista o no- a tomar una decisión consecuente.
La ABSTENCIÓN supone una postura de terminante rechazo hacia el espectáculo bochornoso que nos ha ofrecido la partitocracia durante los últimos meses, y subraya una postura de firme oposición a esta forma abyecta y deformada de entender la acción política. Equivale a demostrar lo mucho que nos repele la conducta de unos y de otros.
LA ABSTENCIÓN supone una total falta de confianza en el funcionamiento correcto de las instituciones del Estado, y afirma la creencia en que son posibles otros mecanismos más auténticos y efectivos de representación política y de participación democrática. Equivale a creer en que son posibles otros escenarios políticos más limpios y eficaces.
La ABSTENCIÓN supone mostrar una frontal oposición a la casi totalidad de los esquemas ideológicos y programáticos de los partidos políticos concurrentes a las Elecciones de Junio de 2.016, estimando que no va a ser de estas propuestas agotadas desde las que se inicie el resurgimiento español. Una vez más, decimos que no a un conjunto de principios huecos y de ideologías desfasadas.
La ABSTENCIÓN supone tomar postura al lado de los desvalidos, de los descartados y de todos aquellos millones de españoles que, desde su profunda pobreza, carecen de toda expectativa sobre lo que puede ofrecer el vigente modelo político y económico, en la creencia de que son ellos los principales destinatarios de cualquier proyecto nacional que pretenda transformar la actual situación de la Nación. Equivale a decir que el cambio, lejos de suponer una frase hecha, debe significar una transformación revolucionaria de la realidad española en interés de los que menos tienen.
La ABSTENCIÓN supone estimar que no es la hora de la vía electoral para el nacionalsindicalismo siendo que, por causa de nuestra mínima fuerza, debemos aplicar nuestros escasísimos recursos materiales y humanos en las tareas prioritarias de nuestra reorganización interna y de la búsqueda de instrumentos de coordinación entre nosotros. En estos graves momentos para España, no debemos perder más tiempo en una concurrencia electoral de muy pobres resultados y de escasísima -o nula- repercusión práctica positiva para el movimiento en su conjunto.