BIENVENIDA A LA MESA NACIONAL POR LA REVOLUCIÓN Y AL CONSEJO NACIONAL DE LIBERACIÓN. UNA NUEVA SENDA ABIERTA ANTE NOSOTROS

08.11.2011

Se ha constituído el CONSEJO NACIONAL DE LIBERACIÓN. El que, esperamos, se hará famoso bajo las siglas CNL. En la gran reunión asamblearia, celebrada el día 5 de Noviembre de 2.011, todas las personas que han venido apoyando nuestra iniciativa politica aprobaron la creación del llamado CONSEJO NACIONAL DE LIBERACIÓN como órgano de dirección y gestión de la recién creada MESA NACIONAL POR LA REVOLUCIÓN. Bajo ese nombre, se engloban todas las personas y entidades que, hasta ayer mismo, habían venido prestando su apoyo a nuestra querida Mesa Nacional para la Integración. A primeras horas de la tarde, y después de llevar sus integrantes debatiendo -desde muy temprana mañana- diversos extremos relativos a la organización del movimiento, a las ponencias o a la actualidad política nacional, se decretó oficialmente disuelta la Mesa Nacional para la Integración.

Se disolvía así aquella vieja amiga. Una vieja amiga que nos había acompañado fielmente -durante los últimos meses- en nuestras actuaciones públicas. Cumplida y agotada su misión específica, que era la de gestionar los respaldos recibidos y la de organizar el Congreso del día 5, quedaba extinguido este siempre útil -y siempre eficaz- instrumento de lucha.

La verdad es que ha sido un momento emocionante. Poníamos punto final a una etapa esencial de nuestras vidas y pasábamos página. Siempre que se inicia un nuevo capítulo es porque se está acabando otro. Y eso es lo que estaba ocurriendo el sábado pasado. Abríamos un nuevo capítulo y, casi en el acto, procedíamos a cerrar el iniciado el pasado 19 de Mayo. Una eternidad desde entonces. Al disolverse la Mesa, miraba los rostros cansados -demasiadas horas de debate- de tantos y tan buenos Camaradas. Caras antiguas y caras nuevas. En sus miradas podía leer lo especial -especialísimo- que está siendo este proyecto político. Esto es distinto. Y así lo sentimos todos los que estábamos allí.

Para mí, la Mesa Nacional para la Integración ha estado unida a un período muy especial -distinto- de mi vida. Tan especial como la propia Mesa. Aquel ya inolvidable 19 de Mayo de 2.011. Un día de esperanzas renovadas después de un largo camino en soledad. Un día en el que diversos sectores revolucionarios -personas y entidades descontentas con la marcha de nuestras organizaciones políticas- habían coincidido en integrarse a través de unos objetivos políticos comunes, y habían aceptado ser coordinados por un órgano colectivo provisional y urgente. Empezaba entonces una primavera apasionante, caracterizada por una constante actividad de búsqueda de apoyos y contactos. Teníamos perfectamente claro que es lo que no queríamos y -cada vez- íbamos teniéndolo más respecto a lo que, de verdad, buscábamos en una iniciativa de esta clase. Todo eso se había originado en un maratoniano 19 de Mayo que, a su vez, tenía su directo origen en el llamado Manifiesto de la Refundación. Se iniciaba así una primavera y un verano grabados -para siempre- en nuestra particular memoria.

Sin embargo, esta pequeña y gran historia había empezado varios meses antes. En largas y productivas charlas celebradas entre antiguos amigos que -desencantados por la miserable situación de nuestra alternativa- estábamos contemplando distintas posibilidades de actuación para continuar la lucha bajo nuevas formas organizativas. Queríamos luchar juntos -sencillamente porque éramos amigos y porque pensábamos lo mismo en lo esencial- y queríamos coordinar nuestros esfuerzos para el cambio. Porque creíamos -como creemos hoy- que existe otra forma de iniciar la Revolución. Creíamos en que existía un modo distinto de llevar a nuestro pueblo a una insurrección cívica y a una lucha de liberación nacional. Y creíamos en que, indiscutiblemente, este modo no era el que estaban practicando nuestros cada vez más menguados partidos...

Nosotros podemos estar más o menos acertados en nuestro diseño gradual de una estrategia. Lo que es también seguro -mucho más seguro- es que todos nuestros responsables han venido fallando en la búsqueda de esta estrategia. Que no sirve nada de lo que nos están contando y que este discurso fracasado lleva lustros sin renovarse. Que estas organizaciones esqueléticas han dejado de contar y que el momento político de todas y cada una de ellas -si es que alguna vez lo habían tenido- había dejado de tener la importancia más mínima. Que las cúpulas de estas organizaciones han insultado nuestra inteligencia con sus decisiones erráticas y erróneas.

Todo esto lo hablamos seriamente -aquella comida inolvidable de significado cada vez más profundo- en el Hotel Botánico en las postrimerías de aquel imborrable Verano de 2.010. Varado en aquel caserón decimonónico, mi vida se hacía añicos mientras que mis amigos -shakesperianos hermanos de sangre en los momentos anteriores a la Batalla de Agincourt- Ricardo, Josechu y Angel me barajaban -con una lucidez asombrosa- los posibles pasos a seguir en el largo camino de nuestra recuperación como fuerza política integrada, refundada y fuerte. Nuevas vías para España y -curiosamente y a la vez- también nuevas vías para mi existencia triturada.

Y comenzaron así meses decisivos. Para todos nosotros. Meses en los que se han hundido los mundos que tuvimos y los que ya nunca tendremos. Meses en los que se esfumaron personas y en los que aprecieron otras. Meses en los que sustituímos antiguos conceptos por otros nuevos. Meses de recuerdos y de vivencias compartidas. Meses en los que renacimos. La Mesa Nacional para la Integración -que corrió paralela a nuestras vidas- se ha disuelto. Y con ella un período trascendental que vamos a recordar siempre.

Ha nacido la MESA NACIONAL POR LA REVOLUCIÓN, como expresión política unitaria de todos los sectores que han trabajado juntos durante todo este tiempo de cambio. Y todos nosotros nos regiremos por las determinaciones del CONSEJO NACIONAL DE LIBERACIÓN (CNL). Una nueva vida se abre ante nosotros. Nada más y nada menos que la brillante senda de la Revolución.

Pedro Peregrino - Calle la provincia 5. Burgos. 09128
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